Abel y Caín se encontraron después de la
muerte de Abel.
Caminaban por el desierto y se
reconocieron desde lejos,
porque los dos eran muy altos.
Los hermanos se sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron.
Los hermanos se sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron.
Guardaban silencio, a la manera de la
gente cansada
cuando declina el día.
cuando declina el día.
En el cielo asomaba alguna estrella, que
aún no había recibido su nombre.
A la luz de las llamas, Caín advirtió en la frente de Abel
la marca de la piedra y dejó caer el pan
que estaba por llevarse a la boca y
pidió que le fuera perdonado su crimen.
Abel contestó:
¿Tú me has matado o yo te he matado? Ya
no recuerdo, aquí
estamos juntos como antes.
Ahora sé que en verdad me has perdonado
- dijo Caín - porque olvidar es perdonar.
Yo trataré también de olvidar.
Abel dijo despacio:
Así es. Mientras dura el remordimiento
dura la culpa
Leyenda
Jorge Luis Borges
Publicado en Elogio de
la sombra